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‘Mortal engines’ o por qué las distopías adolescentes ya no funcionan

Cuando Katniss Everdeen lanzó su primera flecha, la distopía adolescente literaria reclamó su espacio en el cine. El éxito abrumador de ‘Los juegos del hambre’, que seguía la estela de fenómenos ‘teen’ de sagas de género fantástico como ‘Crepúsculo’ o ‘Harry Potter’, abrió el camino para una larga lista de réplicas que acabaron gastando el amor del público de tanto usarlo. La franquicia protagonizada por Jennifer Lawrence terminó a tiempo de ser comida por la Gran Depresión del ‘Young Adult’ distópico, de lo que no se libró ‘Divergente’ (cuya última entrega nunca vio la luz) o ‘El corredor del laberinto’ (que acabó a principios de este año sin que realmente le importase a nadie).

En este periodo de auge y caída del género también hicieron acto de presencia, sin mucho éxito, películas como ‘El juego de Ender’ (2013), ‘The Giver’ (2014) y ‘La quinta ola’ (2016), que confirmaron que la burbuja estaba ya palideciendo. Con ‘Mortal Engines’, estrenada este mes en España, parece que ha estallado por fin. De hecho, está llamado a ser uno de los grandes fracasos del año: se estima que, al ritmo de taquilla que ha llevado estos primeros días (que, se supone, tendrían que ser los más potentes), podría perder hasta 100 millones de dólares. Un fiasco que, no lo duden, hará recular a los productores la próxima vez que se les proponga una distopía adolescente con una mujer al frente. Y no estamos diciendo que no sean buenas películas -o, al menos, interesantes de ver-, sino que a la gente parece que ya no le interesan.

¿Y por qué es así?

Distopías adolescentes El Corredor Del Laberinto
20th Century Fox

‘Mortal Engines’ nos lleva a un futuro distópico en el que las ciudades se mueven como castillos ambulantes y se acogen a las leyes darwinianas en batallas de la talla de ‘Mad Max’. Londres es el macho alfa en todo este entuerto, liderado por el megalómano Thaddeus Valentine (Hugo Weaving), que va comiéndose las ciudades pequeñas mientras prepara un golpe contra el último grupo de la resistencia, los conocidos como ‘Anti-Traction League’, instalados en Asia y protegidos por una gran muralla. En mitad de toda esta guerra mundial, Hester Shaw (Hera Hilmar) prepara su plan para asesinar a Valentine en venganza por la muerte de su madre cuando ella era tan sólo una niña, un objetivo que la llevará a alinearse con los rebeldes y descubrir un secreto sobre su vida que puede salvar lo que queda la humanidad.

Mortal Engines
Universal Pictures

No hay que ser muy versado en la tradición de la distopía para darse cuenta de cuántos lugares comunes pisa esta película, desde las dinámicas bélicas y familiares rescatadas de ‘Star Wars’ hasta la estética ‘wachowskiana’ noventera. Y esto evidencia una de las razones por las que las distopías han dejado de interesar: con alguna variación, siempre nos cuentan lo mismo. Se han vuelto perezosas y ‘comodonas’, esperando que lo que funcionó en el pasado vuelva a funcionar ahora de la misma manera. Es lo que ha venido ocurriendo desde que empezó el ‘boom’ del género, con películas muy poco imaginativas que sólo querían construir una nueva Katniss Everdeen con poco esfuerzo y menos ideas. Pero la sociedad cambia muy rápido, y, especialmente la de la era de Internet, no olvida fácilmente.

En el caso de ‘Mortal Engines’, tampoco ayuda que la novela en la que se inspira, escrita por Philip Reeve, se publicase en 2001. ¡Los adolescentes que la leyeron en aquel entonces ya están muy creciditos! La pregunta es evidente: ¿por qué ahora? En el portal Gizmodo se hacían eco de las palabras de Peter Jackson, productor y co-guionista de la película, sobre el ‘timing’ de este estreno: aunque compró los derechos de la novela en 2009, no pudo trabajar en ella por su implicación con la trilogía de ‘El Hobbit’, y no podía esperar más porque corría el riesgo de perder la historia. Esa es la explicación que daba Jackson en la Comic Con de Nueva York: que se ha hecho ahora, ignorando el maltrecho estado del género, porque, si no, alguien le hubiese arrebatado la oportunidad de hacerla. Desde luego, no parece el mejor de los argumentos para defender su existencia.

No es la distopía la que agoniza, sino las historias ‘Young Adult’ post-apocalípticas

Y hablando de momentos oportunos, tampoco parece muy buena idea estrenar una película de potencial cuestionable en el mismo mes que‘Aquaman’, ‘El regreso de Mary Poppins’, ‘Spider-Man: Un nuevo universo’ o ‘Ralph Rompe Internet’. Mala idea, sin duda. Pero más allá de estas razones circunstanciales, de una mala fecha de estreno o un márketing desafortunado, el fracaso del filme apadrinado por Jackson (que se había vendido como el heredero juvenil de ‘El señor de los anillos’) es otra muestra más de que este tipo de género está completamente noqueado.

Quizás es que ya no estamos para medias tintas.

Fuente: Fotogramas

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