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Así es “Holiday”, una de las películas más polémicas del año

La ópera prima de Isabella Eklöf no ha dejado indiferente a nadie en el Atlántida Film Fest de este año. No desaproveches la oportunidad de verla en la plataforma Filmin: es posiblemente la película más perturbadora de la temporada.

Sentados en un sofá a plena luz del día, Sascha (Victoria Carmen Sonne) y Michael (Lai Yde) comienzan otro más de sus juegos de poder. Ella, sumisa y rebelde al mismo tiempo, deja que él la golpee, la empuje y, finalmente, la viole. Porque aunque ella no se resista, aunque no grite, aunque no denuncie, la situación no se convierte en nada menos que una violación perpetrada bajo el amparo de una posición de poder y superioridad. Lo que ocurre después es explícito e insoportable, aunque, a diferencia de la infame escena de ‘Irreversible’ (Gaspar Noé, 2002), en la que Vincent Cassel y Monica Bellucciprotagonizaban otra larguísima y desagradable violación, no dura demasiado tiempo. De esa que nos libramos: es probablemente la escena más agresiva de este año. Y el resto de la película la acompaña, demostrando que un momento como este -que habitualmente cae en gratuidades de tendencia voyeurística- puede estar justificado por la historia y sus personajes.

‘Holiday’, la ópera prima de Isabella Eklöf, no hace de la controversia por esa escena concreta su razón de existir. En su relato, que cuece la tensión a fuego muy lento, conocemos a una joven que se va de vacaciones con su pareja y sus amigos, que resultan ser miembros de una mafia danesa bastante violenta. Ella, que ejerce de Lolita de la historia con su mezcla de ‘outfits’ provocadores y sonrisa infantil, convive con el grupo a través de una relación de evidente sumisión. Desde las primeras escenas observamos la violencia que se ejerce sobre ella, y no sólo por parte de su pareja, el macho alfa, sino también, en cierta manera, por ella misma. Desprovista de toda personalidad más allá de la de mujer-florero, Sascha parece sentir que merece todo lo que recibe, convencida de que ella no tiene valor alguno. De que es un objeto más en la vida de ese mafioso, y de que nada le espera fuera de esa vida –cóctel de lujos materiales y violencia nocturna– que merezca la pena. Entonces llegamos a la conclusión de que los hombres la degradan tanto como ella se degrada a sí misma.

Toda esta violencia contrasta con la belleza de las costas de Turquía, en una contradicción buscada: el paraíso y el infierno pueden encontrarse en el mismo lugar. Eklöf juega con ese paisaje, y también con el fuera de campo y las omisiones voluntarias, para retratar las vacaciones de Sascha -y toda su vida en ese ambiente opresivo-, de modo que esa terrible escena de la violación brota de una forma más impactante. Como una olla a presión explotando de forma que nos sorprende incluso aunque veníamos con preaviso. Con una de las últimas escenas, donde la protagonista comete un crimen involuntario pero atroz, parece haber asimilado por fin aquello que recibe cada día. Ha absorbido la violencia. Ya forma parte de ella y vive conforme a sus normas. ¿No se trata de eso la supervivencia?

Fuente: Fotogramas

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