in

Crítica de Santa Clarita Diet temporada 3, ya en Netflix

Santa Clarita Diet Temporada 3 ya está en Netflix. En esta crítica analizamos la nueva temporada de la comedia negra protagonizada por Drew Barrymore y Timothy Olyphant, en la que las cosas se complican más para la familia Hammond.

La temporada 3 de Santa Clarita Diet acaba de aterrizar en Netflix. El 29 de marzo, la plataforma VOD incluyó la nueva temporada de la serie sobrenatural de humor negro creada por Victor Fresco, que gira en torno a una familia de clase media de la Costa Oeste de EEUU, cuya matriarca se convierte por accidente en una caníbal no-muerta.

Los nuevos episodios arrancan allá donde se quedara la temporada 2 de Santa Clarita Diet, con Joel y Sheila Hammond (Timothy Olyphant y Drew Barrymore), pillados in fraganti, cuando trataban de deshacerse de los restos de Gary West (Nathan Fillion). Sin embargo, una serie de acontecimientos, propiciados por la hija de ambos, Abby (Liv Hewson), y su mejor amigo Eric (Skyler Gisondo), salvará sus pellejos. Aunque también hará que la situación adquiera un cariz cada vez más surrealista: Sheila será reconocida por su vecina Anne (Natalie Morales) como una enviada de Dios, y como tal se someterá a las necesidades de su nueva mesías. Aunque estas necesidades sean algo antropófagas, claro.

En tanto, de vuelta en Serbia, el gobierno del país ha tomado nota del brote de no-muertos que ha estallado en la localidad californiana de Santa Clarita. El siniestro Dobrivoje Poplovic (Goran Visnjic) será despachado para encargarse del problema, mientras que la orden centenaria de los Caballeros de Serbia comenzarán su propia cruzada con los zombies de Santa Clarita.

Y, para los amantes de las comedias de zombies, no os olvidéis de Zombies Party

No os contamos más, para manteneros en vilo. Lo que sí haremos es hablaros de qué nos ha parecido la temporada 3 de Santa Clarita Diet.
Una temporada en su punto

Esta serie de Netflix ha evolucionado un montón desde su primera temporada. Aunque podemos seguir diciendo que los principales ingredientes del plato son el humor cafre, los desmembramientos y la hipérbole, también hemos de admitir que se ha alcanzado un nivel de refinamiento y dosificación muy inteligente. Ha ido adquiriendo así unas proporciones idóneas de lo que debe ser una comedia negra con apariencia de comedia de situación, con zombies y destripamientos de por medio.

Al encontrarnos con la temporada 3 llegamos a un punto en el que los guionistas deben jugar con todo lo que se ha venido construyendo hasta ahora y dar forma a un mundo con un trasfondo que se ha ido desgranando previamente. En este sentido, esta temporada es ese puente que viene a desenrollar y a exponer todo lo que hemos visto hasta ahora: los efectos secundarios de la “infección”, las órdenes medievales encargadas de acabar con los zombies, los amigos y aliados de los Hammond, sus enemigos, las consecuencias de sus devaneos…

Así, toda la temporada de esta comedia negra representa una transición que sirve también como punto de inflexión. En ella se marca el crecimiento de los personajes y se señala el momento en el que los roles comienzan a metamorfosearse para adoptar nuevas posiciones. Si bien las mujeres siguen siendo los personajes fuertes de las relaciones principales, sus contrapartidas masculinas aún tienen un papel fundamental que jugar, más allá del de ayudante torpe y timorato. No obstante, la desconstrucción de arquetipos y la autocrítica implícita sigue estando muy presente, desarrollada de forma mordaz y aguda. Por ello que las risas están aseguradas.

Por otro lado, la ampliación de secundarios también es un valor de esta temporada. Jonathan Slavin (Ron) ve crecer a su personaje, al tiempo que vemos como aparecen nuevos rostros que prometen dar vidilla al mundo de los Hammond. Especialmente, destacamos el de Ethan Suplee (Randy Hickey en Me llamo Earl), cuya llegada a la serie propone un game-change muy divertido. Y no son los únicos. Pero sí de los que tan solo os hablaremos, para así evitaros destripes… de la trama.

Todo ello, a su vez, es un regalo que envuelve el trabajo actoral de Drew Barrymore y Timothy Olyphant, cuya química es innegable, al igual que sus respectivas comicidades. En conjunto, el cuarteto protagonista sublima su labor como intérpretes creando un retrato tan divertido como creíble de lo que viene siendo una familia americana de clase media. Dentro del cuadro de una sátira ácida como es esta serie, eso sí.

En su conjunto, la tercera temporada de Santa Clarita Diet hace florecer todo cuanto hemos visto e induce ritmo a la acción. Así, parejo a un guión más elaborado y cuidado, la serie también avanza más rápido, haciendo que el tiempo fluya de forma más suave, dando pie a que surjan más acontecimientos y a que la evolución de los sucesos se acelere y agilice, frente al ritmo, más lento y farragoso, de las anteriores temporadas.

Sin embargo, también debido a estas características, la serie apuesta muy fuerte hacia unos planteamientos que pueden llegar a jugar en su contra. Al agotar tantas ideas y desarrollarlas en una única tanda de episodios, tememos que la próxima temporada deba jugar de forma más agresiva para hacer subir aún más las apuestas. Es una posición que puede entrampar a los showrunners y guionistas, obligándolos a caer en tramas previsibles, si no demasiado surrealistas, para encauzar la historia, antes de que descarrile.

Fuente: Hobbieconsolas

Deja un comentario

17 abr FIESTA MICKY’S – La Tangente

Palau: La Película