A principios de 2017, Capcom dio un paso clave para establecer las bases del futuro de Resident Evil, una de sus franquicias más exitosas. Ese futuro, por cierto, pretendía recorrer nuevos rumbos narrativos y jugables con el propósito de darle un aire fresco al mítico survival horror. Las japoneses decidieron tomar el riesgo y se aventuraron con Resident Evil 7: Biohazard, el cual supuso un cambio radical respecto a las anteriores entregas. Pese a la inevitable —y entendible— controversia que rodeó al juego antes de su lanzamiento, la metamorfosis se convirtió en una segunda vida. La recepción fue más que positiva y cuatro años después ante su evolución: Resident Evil 8: Village.
El título sigue la misma línea de su predecesor. Es decir, la de introducir novedades importantes que representan un antes y un después para la saga. No esperes una simple continuación, sino una experiencia que es capaz de sorprender por su frescura y por ese atrevimiento a explorar lo desconocido. Afortunadamente, y te lo digo desde ahora, Village está a la altura de las expectativas. Capcom volvió a demostrar que su franquicia está más viva que nunca y que están lejos, muy lejos de llegar al límite creativo de la misma.
De manera breve, porque no pretendo arruinar tu lectura con spoilers, quiero compartirte mis impresiones sobre la historia —solo con datos que la propia Capcom reveló públicamente previo al lanzamiento—. Resident Evil 8: Village se desarrolla varios años después de los sucesos de Resident Evil 7. Inclusive Ethan Winters, el protagonista del título anterior, repite como personaje principal de Village. Tras los traumáticos acontecimientos que vivió en Biohazard, el susodicho busca retomar una vida “normal” con su esposa, Mia. No obstante, la desgracia vuelve a tocar su puerta y termina atrapado en una aldea al otro lado del mundo. En Europa, para ser exacto.
Al menos durante el inicio, el juego no ofrece explicaciones sobre lo que está ocurriendo. Ethan Winters no tiene ni la más mínima idea de cómo o por qué llegó allí. Lo anterior, desde luego, es clave para crear una sensación de misterio apenas al comenzar la aventura. Rápidamente estarás enganchado y con la inquietud de saber qué sucede. Aunque Winters no tarda mucho en conocer su propósito en aquel lugar, la historia mantiene en el aire un sin fin de preguntas que gradualmente se van respondiendo. Claro, es posible que tu intuición te permita deducir algunas situaciones de forma anticipada, pero otras veces te toman por sorpresa.
Un antes y un después para Resident Evil
Es precioso señalar que la franquicia jamás se ha destacado por tener un argumento memorable o un desarrollo de personajes complejo. En esta ocasión tampoco deberías esperar algo diferente. La historia cumple, consigue mantener tu interés la mayor parte del tiempo y tiene muchas referencias a títulos anteriores. Los momentos que te dejarán con la boca abierta no van a faltar. Ahora bien, existe un elemento narrativo que debo enfatizar por la inmensa repercusión que conlleva. No solo para Resident Evil 8: Village, también para la saga en general. Aunque no lo creas, el juego introduce licántropos, vampiros y brujas. Los zombies, aquellos habituales enemigos de la franquicia, no tienen lugar en Village —como tampoco lo tuvieron en Biohazard—.
Por sí solo, lo anterior ya es una decisión trascendental que tendrá defensores y detractores. Pero antes de que salten las alarmas, puede decirte con total seguridad lo siguiente: no vas a extrañar a los zombis. Ni en lo narrativo ni en lo jugable. Su lugar ha sido ocupado por otras míticas criaturas que han triunfado durante décadas en la literatura, el cine y los videojuegos. No te voy a mentir, su aparición es excepcional y probablemente sean lo mejor que le ha pasado a Resident Evil en mucho tiempo. ¿Por qué? Porque han permitido crear una atmósfera sublime que combina fantasía, terror y misterio.
Lo mejor es que este ambiente terrorífico perdura durante toda la historia. Y con ello no quiero decir que los títulos con zombis carecían de entornos dignos de una pesadilla. No obstante, Resident Evil 8: Village se percibe como una experiencia diferente. Es una decisión delicada, sí, pero que abre un mundo de posibilidades. Evidentemente, el bestiario actualizado trae consigo a nuevos y notables personajes que se unen a los ya conocidos. A estas alturas seguramente ya conoces a Lady Dimitrescu, la vampiresa gigante que lidera a una secta de vampiras. O a Karl Heisenberg, quien también complicará tu estadía en la aldea. Dejaré que tú mismo descubras al resto; no son los únicos y cada uno cumple un papel crucial.
Respetando sus raíces de survival horror
Ojo, añadir otro tipo de criaturas, si bien establece un hito en la longeva historia de la franquicia, no significa que haya renunciando a otros componentes que siempre le han dado una identidad única. La jugabilidad, por ejemplo, es fiel a sus raíces, pero también hereda las novedades que debutaron en Biohazard. La vista en primera persona es la más relevante de todas. Aunque fue criticada por muchos, lo cierto es que no hay mejor manera de hacer que el jugador sienta un miedo constante. Recorrer la aventura desde la perspectiva de Ethan Winters es un acierto total que se aprovecha al máximo.
Hablando de recorridos, la exploración vuelve a ser una actividad fundamental. Ahora, sin embargo, se lleva a un nuevo nivel gracias al tamaño del escenario. Si bien no estamos en un mundo abierto, la siniestra aldea ofrece zonas que se pueden explorar con mayor libertad. Desde sus caminos hasta el interior de las construcciones que los rodean. Lo más interesante es que el juego nos invita a revisitar ciertos lugares tiempo después (con indicadores en el mapa). ¿La razón? Hay objetos o sectores bloqueados a los que solo podemos acceder con ítems especiales. Dichos ítems no siempre están escondidos en las cercanías. En algunas ocasiones los encontrarás en ubicaciones distantes.
Es importante puntualizar que Resident Evil 8: Village, a pesar de no ser explícito sobre la trascendencia de explorar, logra transmitirte esa necesidad de mantener tus ojos abiertos todo el tiempo; de inspeccionar cada rincón en busca de zonas ocultas, recursos y objetos que faciliten tu aventura. No vas a sobrevivir a un pueblo lleno de peligros si no te das el tiempo de explorar y obtener lo necesario. Y es que, como cualquier otra entrega de la saga, respeta la escasez de recursos y municiones, hasta cierto punto. Eso sí, puede notar que esa insuficiencia no genera tanta preocupación como en otros juegos de la saga. Dicho de otro modo, hay un poco más a tu disposición.
Los recursos, como ya es común, se gestionan a través del inventario. Capcom prefirió adoptar la propuesta que ya vimos en los más recientes remakes y en la séptima entrega por numeración. Existe una mayor cantidad de ranuras y puedes reubicar los objetos según tus necesidades. Quizá en un inicio no veas necesario ordenar tu inventario, pero conforme avanzan las horas y obtienes más cosas, créeme que será útil tener una mejor organización. En el mismo menú igualmente tendrás acceso al apartado de fabricación para crear medicina curativa y municiones, por mencionar solo los elementos más básicos.
Sí, mencioné «fabricación». Y es que otra novedad es el nuevo sistema de crafting, que puede alcanzar las posibilidades de un RPG convencional al momento de fabricar y mejorar todo tipo de objetos e ítems consumibles. Asimismo, su funcionamiento depende en gran medida de la exploración, por lo que Capcom ha logrado crear un rompecabezas de mecánicas que se vinculan entre sí. Otra forma de obtener materiales es recogiendo el loot que dejan los enemigos e incluso cazando animales. Los recursos que proporcionan estos últimos difieren según la especie. Con esto te puede hacer una idea de hacia dónde está evolucionando la franquicia.
Líneas arriba manifesté que la cantidad de recursos es sutilmente superior en comparación con los títulos antecesores. Es momento de explicar el por qué. Resident Evil 8: Village, a diferencia de Biohazard, es un juego que propone mayor acción. La incorporación de los licántropos supone un giro al ritmo del combate. Esto se debe a que las mencionadas criaturas se comportan de una manera muy diferente a los zombis. Son más rápidos en sus movimientos, dificultan tus ataques con desplazamientos de evasión y, sobre todo, son mucho más agresivos al momento de atacar. Son capaces de aprovechar el escenario para rodearte, entonces no te sorprendas al verlos en los tejados.
Por supuesto, Capcom debía ofrecernos más elementos para hacerle frente a la nueva amenaza. Hay más recursos, armas y munición a la mano, sí, pero seguramente los usarás más. La idea es que el jugador tenga una experiencia balanceada y Village consigue su propósito. Y no pretendo comunicar que Ethan Winters se ha convertido en el Chuck Norris del pueblo ni que estamos ante un shooter, porque no es así. Aún cuando la acción es mayor, el survival horror predomina por encima de todo lo demás. De hecho, el juego nunca te hace sentir como alguien poderoso y constantemente te verás involucrado en situaciones tan complicadas como aterradoras.
Los licántropos, aunque son las criaturas con mayor presencia, son solo una de las múltiples amenazas que vas a enfrentar. Puedes estar «tranquilo» en lo que se refiere a la variedad de enemigos, ya que esta entrega, al inclinarse por un tema sobrenatural, se dio la libertad de presentar villanos todavía más terroríficos. Incluyendo a los jefes finales, que suponen un verdadero desafío por sus habilidades y fiereza. Esa misma diversidad de rivales se refleja en los elementos y mecánicas que tienes a tu alcance para intentar contrarrestarlos. Desde las clásicas armas y explosivos, hasta los ítems consumibles que incrementan tu desempeño temporalmente o los elementos interactivos del escenario que te ayudan a defenderte.
Resident Evil 8: Village tiene progresión de armas. Es posible personalizarlas mediante mejoras y accesorios que incrementan sus estadísticas y, por consiguiente, su desempeño en un tiroteo. Para obtenerlas tienes dos opciones: encontrarlas gracias a la exploración o comprarlas directamente a El Duque, el curioso mercader del juego. Tú mismo te darás cuenta de que debes recurrir a las dos alternativas para mejorar tu arsenal, lo cual recalca la importancia de explorar. Indudablemente, el susodicho vendedor no es alguien bondadoso ni mucho menos; sus productos son caros y se pagan con lei, la moneda del juego que dista de ser abundante.
Respecto a las sensaciones del gunplay, no hay muchos cambios. Les mecánicas de disparar siguen dando esa sensación de que Ethan Winters, pese a sus vivencias pasadas, todavía no es un experto con las armas. Podrás tener más munición, pero esto no quiere decir que estarás libre de aprietos. Hay secuencias en las que las balas son insuficientes y es turno de aprovechar las ventajas del escenario para evitar la muerte. Por ejemplo, puedes disparar a un barril explosivo para destruir a múltiples enemigos y ahorrar munición. Me percaté, además, de que en algunas casas hay muebles que puedes usar como barrera para evitar la entrada de los licántropos.
Una ambientación extraordinaria
Village no sería lo que es sin su excepcional ambientación. Gran parte de la tensión que sientes se debe a la puesta en escena, una macabra atmósfera que incluso con el sol en el horizonte es capaz de generar miedo; ni qué decir de las zonas donde prepondera la oscuridad. El pueblo, claramente inspirado en las leyendas y folclore europeo, exhala misterio, muerte. Si bien durante gran parte de tu estadía en la aldea te encuentras solo, verás a personajes secundarios que también están sufriendo. Nadie sabe exactamente lo que ocurre y se rinden a su peculiar fe para implorar salvación. En tu trayecto encontrarás puzzles y documentos que relatan los terribles sucesos que se presentan en ciertas ubicaciones, un simple augurio de lo que te espera.
En lo técnico no hay mucho que reprochar. Resident Evil 8: Village saca provecho del RE Engine, el motor gráfico de Capcom que debutó en Resident Evil 7: Biohazard. Al menos en su versión para consolas de nueva generación, que tiene activado el Ray Tracing de manera predeterminada, el juego luce sorprendente. La atención al detalle, principalmente en la iluminación y modelados de personajes, objetos y construcciones, es para ponerse de pie y aplaudir. Más de una vez convertirás tu aventura en una experiencia contemplativa para apreciar los entornos tan detallados. El castillo de Lady Dimitrescu es el mejor ejemplo.
Sin embargo, en la versión de PlayStation 5 pude notar caídas de fotogramas en momentos puntuales. Por otra parte, apenas tres horas después de comenzar a jugarlo surgió un error que corrompió la partida y fue imposible retomarlo. Tuve que iniciarlo desde cero. Se entiende que los juegos estén expuestos a fallos en su lanzamiento, pero incluso en los problemas técnicos hay niveles. Espero, no obstante, que Capcom ofrezca una actualización para corregir estos inconvenientes.
Resident Evil 8: Village es la mejor manera de celebrar el 25 aniversario de la franquicia. En mi opinión, es la mejor entrega desde Resident Evil 4, al que con cariño recordé en mi paso por la espeluznante aldea. Capcom ha dado un paso arriesgado al introducir criaturas fantásticas, y el resultado final es una obra con identidad renovada que sienta las bases de un futuro prometedor. La saga volvió a dar un giro, pero no soltó las mecánicas que nuevamente lo distinguen como el mayor exponente del survival horror. Sin importar si eres fan o no, Resident Evil 8: Village es un juego que no te puedes perder.
Fuente: Hipertextual.com