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¿Qué fue de… Fran Drescher?

La carismática actriz no ha tenido una vida fácil, ni antes ni después de aquella sitcom noventera que le daría la fama internacional. ¿Qué ha sido de ella dos décadas después?

Hay estrellas que sobreviven, otras que se apagan y otras que, simplemente, se reinventan. En el cine y la televisión de las décadas pasadas encontramos una gran cantidad de celebrities (como Fran Drescher) que sucumbieron al olvido mediático, la falta de oportunidades y la tan temida irrelevancia, pero, pese a todo, siguen formando parte de nuestra memoria. De ese imaginario colectivo que recordamos con cariño y nostalgia. Y en la liga de las series míticas noventeras, ‘La niñera (The Nanny)’ es una imprescindible.

En el show, Fran Drescher era alma, espíritu e ídola ‘fashion’. Con sus extravagantes y ajustados modelitos, su melena salvaje siempre medio recogida en vistosos moños y esa voz chillona supuso una revolución para las ‘leading lady’ de la época. En pantalla, se sentía al mismo tiempo graciosa, sexy, inteligente, maternal y provocadora. Se sentía libre. Fran Fine no tenía que renunciar a nada.

Pero, ¿qué ha sido de la carismática actriz tantos años después? Y sobre todo, ¿por qué no la hemos seguido disfrutando en pantalla?

Si algo podemos decir sobre la vida de Drescher es que ha estado llena de obstáculos. Es algo que ella nunca ha ocultado, ya sea en sus memorias, ‘Enter Whining‘, publicadas en 1996, como en sus intervenciones en los medios de comunicación, donde no sólo ha hablado largo y tendido de su pasado y sus problemas personales, sino también de los retos colectivos de futuro. Hasta de lo bueno que sería legalizar el cannabis. Pero empecemos por el principio.

Como a tantas otras artistas, la neoyorquina también tuvo que escuchar en su infancia que no era, ni nunca sería, lo suficientemente perfecta para triunfar. Un profesor le dijo en el instituto que tenía que arreglar esa voz si quería triunfar como actriz. Estaba en Queens, en su barrio natal, y se negó a renunciar a sus sueños. Y es que lo que se le escapaba a ese profesor es que si hay algo importante en la industria del entretenimiento es ser diferente. Y ella lo era.

CBS Photo ArchiveGetty Images

Fuese o no por su voz, Drescher consiguió pequeños papeles en algunas de las películas más importantes de la época, como ‘Saturday Night Fever‘ o ‘This is Spinal Tap‘, aunque conseguir un papel de protagonista no iba a ser tan fácil. “No siempre conseguía el papel“, confesó a la revista Glamour. “Soy muy inusual, y aunque eso es lo que me ayudó a convertirme eventualmente en una estrella, no funcionaba al principio cuando la gente intentaba encasillarme“, añadió. Si no encuentras tu sitio, créalo tú misma.

Esto mismo ocurrió de la forma más delirante posible: coincidió en un vuelo a Europa con Jeff Sagansky, director en aquel momento de la cadena televisiva CBS, con el que habló durante horas sobre la posibilidad de hacer un ‘pitch’ para un show. Durante aquel viaje, le vino a la cabeza: ¿cómo sería hacer una especie de ‘reboot’ de la historia de ‘Sonrisas y lágrimas’, pero en un contexto actual y cambiando a la angelical Julie Andrews por una rompedora y divertida Fran Drescher? Ahí lo tenía, y no dudó en ir a por ello en aquel 1993, salvando todos los obstáculos que una mujer aún tenía para tener control creativo en la industria. Había encontrado el papel a su medida… porque se lo había creado ella misma.

Así nació ‘La niñera’, una de las sitcoms más famosas de los años 90, en la que una mujer entra a vivir a una mansión como niñera residente, y desarrolla una tensión sexual no resuelta con el padre viudo (Charles Shaughnessy), una relación maternal con los niños y niñas, y una cachonda amistad con el mayordomo (Daniel Davis). Todos estos personajes conviven en una historia llena de chistes, enredos y, también, mucha ternura. Fue la mejor época profesional que Drescher ha tenido nunca y, aún así, no fue la más feliz. Así lo explica en la misma entrevista, donde aseguró que perdió más de 13 kilos: “Cuando me veo tan delgada en esos capítulos recuerdo lo infeliz que era. Había un tiempo en el que estaba llegando al agotamiento, entre ensayos, grabaciones, sesiones de escritura y convocatorias de prensa“.This content is imported from YouTube. You may be able to find the same content in another format, or you may be able to find more information, at their web site.

Sí, todo parecía muy bonito. Los índices de audiencia reventaban. Los Emmy reconocían su trabajo. Los espectadores adoraban la serie. Estaba trabajando más y mejor que nunca, y convirtiéndose en una de las mujeres más talentosas de la televisión estadounidense. Y, sin embargo, su vida personal y su salud mental no acompañaban este éxito. Por un lado, su matrimonio de 20 años con Peter Marc Jacobson se rompió cuando éste le confesó que era gay. La presión mediática fue muy fuerte, y es que el ‘boom’ del show estaba más que presente, pero eso no impidió que ambos mantuvieran una ruptura pacífica y, a día de hoy, una preciosa amistad.

Por otro lado estaban los traumas que Drescher acarreaba desde hacía unos años, y que aún la perseguían cada día. Concretamente, un incidente que la marcó para siempre: dos hombres irrumpieron en casa del matrimonio cuando se encontraban con una amiga, y, siendo apuntadas con una pistola, ambas fueron violadas. La actriz ha asegurado en varias ocasiones que intentó borrar de su cabeza esa terrible experiencia, pero que, reprimiéndola, sólo conseguía que volviese con más fuerza. Durante sus años de éxito televisivo, el trauma se intensificó, y cómo los medios de la época recuperaron el tema (e incluso intentaron entrevistar al violador, encarcelado en aquel momento) fue doloroso para ella. En sus memorias dedicó un capítulo entero a esta cuestión y, de algún modo, fue el principio de su cura emocional.

os problemas no acabaron ahí para Drescher. Y eso explica por qué, entrados los años 2000, su carrera cayó en picado: se le diagnosticó cáncer de útero. El fin de ‘La niñera’ en 1999 fue inmediatamente seguido de una serie de complicaciones médicas y diagnósticos poco claros. En junio del año 2000, los médicos le dieron la confirmación oficial sobre su enfermedad. Así lo explica en su segundo libro biográfico, titulado ‘Cancer Schmancer‘, que empezaría una carrera de activismo que convertirían a Drescher en una ‘celebrity’ singular. Comprometida. Luchadora. No me alegro de haber tenido cáncer o de haber sido violada, y no se lo deseo a nadie, pero soy mejor persona por ello e intento tomar el camino adecuado para mejorar en cada oportunidad posible, asegura.

Venció a la falta de expectativas y las limitaciones que le marcó la industria. Venció el trauma de una violación y la agresividad del cáncer. Venció todos esos obstáculos que se le presentaron, y también los que ella misma se puso en su cabeza. Hoy, a sus 63 años, Fran Drescher lucha por los derechos LGTBI (junto a su exmarido), por la concienciación sobre el cáncer (tiene una fundación llamada ‘Cancer SchmancerMovement‘ para ayudar a la prevención y la mejora de la sanidad) y, cuando le queda tiempo, se ha dejado caer en alguna serie de televisión (una incluso creada por ella, ‘Happily Divorced’, que fue cancelada tras su segunda temporada), producciones ‘indie’ de poco alcance (‘The Creatress’ de Jason Cook y ‘Safe Spaces’ de Daniel Schechter figuran como sus más recientes proyectos en 2018) e incluso en Broadway, como madrastra de ‘Cenicienta’ en 2014. Su trabajo más reciente ha sido en la sitcom ‘Indebted’, escrita por Dan Levy y estrenada en 2020.

Aunque quizás su presencia más importante en la industria en estos momentos en como voz de Eunice, la mujer de Frankenstein en la saga de ‘Hotel Transilvania’. Ahí podemos escuchar esa voz. LA voz. La que formaba parte de su encanto, de su diferencia, en aquellos años 90. En España nos la perdimos por el doblaje (una pena, aunque no irremediable en la era de internet), pero lo que no se nos escapó fue el hilarante formato que creó y el desbordante carisma que exhibió en cada uno de sus episodios. Si ‘La niñera’ fuese lo único que su increíble talento nos ha dejado, podemos estar satisfechos.

Fuente: Fotogramas.es

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